Es una suerte y un lujo tener un/a mentor/a.
A Jose María Ricarte Bescós: Fuiste la persona que me inoculó el virus de la creatividad y me convenció para descubrir la magia de la docencia. Me animaste a buscar la idea diferente y a intentar ser siempre mejor. Me subiste la autoestima, confiaste en mi, estuviste a mi lado. Fuiste mi consultor particular sobre la profesión, sobre mi universo y sobre mi vida. Fuiste el más valioso y desinteresado cómplice en miles de circunstancias. Nuestra confianza mutua llegó a un momento en el que no hacíamos preguntas, "si tu me lo pides, lo hago y punto", era nuestro pensamiento implícito. Practiqué contigo el rito maravilloso de conversar durante horas, compartir historias, preparar conferencias, intercambiar libros, escuchar música o tomar el sol en tu terraza. Durante un año maravilloso, el equipo de implicados se reunió por la noche en tu casa, con provisiones apetitosas como la tortilla de patatas de la madre de Eli Zaragoza, el vinito, las patatas chips, los frutos secos, la...